¡Sebastián Mío, Sebastian Querido!

Temple Silueta un tanto irracional,
esquálido, invide, lerdo,
mirada perdida, gesto descomunal,
ruminate, sucinto, anormal.

Navaja lleva en sus manos,
grita aludiendo a su inmortalidad:
¡Enfrenta mi filo, mucho tienes que pagar!

¡Pobre madre muerta!
Al odio de su pupilo no puedo escapar;
El entra en la niebla con vasta dificultad,
innegable su cojera, hasta simpatía le da.

Del mas tétrico árbol, a la sombra se recostó,
parvada de cuervos, canción de cuna le entonó,
en el ocre anciano refugio encontró,
ardillas muertas a su alrededor vislumbró.

Ha dormido dos días ya,
¡Parece que no quiere despertar!
Su suave y aterradora gesticulación,
un cierto toque de incocencia le dan.

¡Sebastián mío, Sebastián Querido!
Despierta pronto que te has de secar,
tus irregulares piernas ya cubiertas están
de un mullido heno, ¡Te ves fantasmal!

D. Tolosse

Comentarios

  1. Cool que chido, me late como conjugas las rimas con la narracion de algo, las palabras son muy adecuadas, en verdad no puedo decirte mucho porque no soy experto pero me agrada lo que escribes Att. Arturo

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