Yo Puta
En profunda introspección,
en intensa fragua de alma, corazón y estímulo,
mas estímulo que potencia,
más del alma que de la carne,
del odio y de angustia etérea,
que si bien, es como aguda espada,
es como esta en manos de aldeanos,
negación y aceptación al tiempo,
como pertenecientes a otro
y como irrefutable parte propia.
Mi pequeño niño,
del trono tuyo establecido
cual reino – tabernáculo –
encima de mi,
tan dentro de mi,
asolador de mi simiente,
inexistente porque estás.
¿Y qué si te odiara?
¿Y qué si te amara?
En locura precoz has sido presentido,
como un eco de un eco de otro eco,
de incesantes y fortuitos
momentos de lucidez sonora,
Y es que no hablas, ni conversas,
erras, mientes, tropiezas.
¿Y qué si me ensucio en el lecho de otro hombre,
o de cientos o de miles?
Que no alcanzaría a complacer el cuerpo mortal
a tan ninfómana psique propia;
Ser como un dios, como un ente sacro,
como una puta.
¡Yo puta!
Mientras socorres a la invide culpa
que es rauda, marchita y estúpida,
mátame y dame el sexo en mis entrañas;
Amarte y desearte,
¡La segunda es mi favorita!
El ocaso de un sexo precario
¿Porqué no me llevas a la gloria?
Dame un orgasmo,
el orgasmo excelso,
el que rompa tus entrañas
y como boreal aurora
acabe con mi libido.
¿Me llevas dentro?
¡Estúpido! No de tu corazón,
De tu esfínter.
¡Devórame!
Y mi simiente la llevas en tu vientre,
como la miseria que has hecho con mi corazón,
como que ahora no te amo
y solo anhelo la lúgubre – penetración –
con la que te hago banal y trivial,
como polvo y como basura.
¿Qué de lo atroz que hiciste a mi mirada?
Ya no te odio,
es solo que deje de sentir.
¿Qué de la inmundicia en que me convertiste?
Odiarte como a nadie se debe,
y atisbar en tu silueta
el blanco de las aberraciones más corruptas.
Quiero ser, quiero ser, quiero ser,
el beat de una dulce canción de amor
que destroce tus oídos,
porque si yo puta,
¡Tu muerto!.
D. Tolosse
en intensa fragua de alma, corazón y estímulo,
mas estímulo que potencia,
más del alma que de la carne,
del odio y de angustia etérea,
que si bien, es como aguda espada,
es como esta en manos de aldeanos,
negación y aceptación al tiempo,
como pertenecientes a otro
y como irrefutable parte propia.
Mi pequeño niño,
del trono tuyo establecido
cual reino – tabernáculo –
encima de mi,
tan dentro de mi,
asolador de mi simiente,
inexistente porque estás.
¿Y qué si te odiara?
¿Y qué si te amara?
En locura precoz has sido presentido,
como un eco de un eco de otro eco,
de incesantes y fortuitos
momentos de lucidez sonora,
Y es que no hablas, ni conversas,
erras, mientes, tropiezas.
¿Y qué si me ensucio en el lecho de otro hombre,
o de cientos o de miles?
Que no alcanzaría a complacer el cuerpo mortal
a tan ninfómana psique propia;
Ser como un dios, como un ente sacro,
como una puta.
¡Yo puta!
Mientras socorres a la invide culpa
que es rauda, marchita y estúpida,
mátame y dame el sexo en mis entrañas;
Amarte y desearte,
¡La segunda es mi favorita!
El ocaso de un sexo precario
¿Porqué no me llevas a la gloria?
Dame un orgasmo,
el orgasmo excelso,
el que rompa tus entrañas
y como boreal aurora
acabe con mi libido.
¿Me llevas dentro?
¡Estúpido! No de tu corazón,
De tu esfínter.
¡Devórame!
Y mi simiente la llevas en tu vientre,
como la miseria que has hecho con mi corazón,
como que ahora no te amo
y solo anhelo la lúgubre – penetración –
con la que te hago banal y trivial,
como polvo y como basura.
¿Qué de lo atroz que hiciste a mi mirada?
Ya no te odio,
es solo que deje de sentir.
¿Qué de la inmundicia en que me convertiste?
Odiarte como a nadie se debe,
y atisbar en tu silueta
el blanco de las aberraciones más corruptas.
Quiero ser, quiero ser, quiero ser,
el beat de una dulce canción de amor
que destroce tus oídos,
porque si yo puta,
¡Tu muerto!.
D. Tolosse
Comentarios
Publicar un comentario