Porvenir

A Israel Muñoz

Viene hacia mi, me mira con sus ojos aperlados,
sus manos tiemblan y sus labios sonríen, esta sonrojado,
me alcanzan sus dedos y su lengua pasa por mis dientes,
cierra los parpados, es un ángel.

Me abre las alas para ofrecerme el regazo,
me protege, me hace su tesoro preciado,
susurra que me ama, y muerde después mi oreja;
el viento se lleva las hojas de otoño en la calle,
ladra un perro, se hace el silencio.

Sus palabras son perfume que empapa la habitación,
sus caricias son versos que se marcan en mi piel;
afuera comienza a llover, se alborota el polvo,
se barre la basura, la tierra se pone a sudar;
Él me tiene asido a su piel dorada, nos funde con su calor.

Hace de mi cuello, leña en una hoguera,
mis piernas son lazos que lo atan,
mis brazos, enredaderas que construyen el edén en su lomo;
tiembla la luz de la farola en la ventana,
se queda tenue, se apacigua, descansa.

D. Tolosse


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