Pashat
A mi -tres- ángel de cuatro patas.
Su estancia breve cimbró nuestro mundo, lo hizo perfecto,
nos hizo cinco y los más felices, eramos nuestro propio clan.
Éramos la manada completa, estábamos juntos,
nos mirábamos a los ojos los cinco, y sabíamos que huyó la soledad,
estabamos para el otro, nos pertenecemos.
El era la vida y la dinámica entre nosotros, sabía amar a lenguetazos,
a mordidas y miradas, orinaba la casa porque era suya,
tenía una cama, comida, dos platos, una carnasa y un ratón,
también ahora dos hermanos y dos papás, tiene una familia.
El era glotón e imparable, corría con frenesí por su sala,
sin embargo nunca conoció un corte de cabello,
no salió a ver lo inmenso que es el mundo,
no aprendió a subir los sillones, nunca aprendió a cantar.
El está dentro de nosotros, y ahora es nuestra familia,
dejó sus huellas en nuestro corazón que siempre estarán frescas,
sus colchoncitos nuevos nunca se cuartearon,
sus ojos de canica se apagaron, su cuerpo joven no creció más.
El dejó en casa un hueco que no podrá llenarse,
aunque su recuerdo ronda por el corredor, no se fué,
el está esperando detrás de la puerta a que volvamos,
para propinarnos todos los besos que acumuló en el día,
y cuando sea grande, irá de sillón en sillón persiguiendo al ratón.
Estará en la cama robando palomitas cuando los cinco veamos películas,
tendrá sus premios y sus aplausos, será una mariposa que juguetea con nosotros,
será la música que más me gusta, será el nuevo poema que escribiré,
será el perrito de su papá, la pureza de su nombre, nuestro niño para siempre.
D. Tolosse
Su estancia breve cimbró nuestro mundo, lo hizo perfecto,
nos hizo cinco y los más felices, eramos nuestro propio clan.
Éramos la manada completa, estábamos juntos,
nos mirábamos a los ojos los cinco, y sabíamos que huyó la soledad,
estabamos para el otro, nos pertenecemos.
El era la vida y la dinámica entre nosotros, sabía amar a lenguetazos,
a mordidas y miradas, orinaba la casa porque era suya,
tenía una cama, comida, dos platos, una carnasa y un ratón,
también ahora dos hermanos y dos papás, tiene una familia.
El era glotón e imparable, corría con frenesí por su sala,
sin embargo nunca conoció un corte de cabello,
no salió a ver lo inmenso que es el mundo,
no aprendió a subir los sillones, nunca aprendió a cantar.
El está dentro de nosotros, y ahora es nuestra familia,
dejó sus huellas en nuestro corazón que siempre estarán frescas,
sus colchoncitos nuevos nunca se cuartearon,
sus ojos de canica se apagaron, su cuerpo joven no creció más.
El dejó en casa un hueco que no podrá llenarse,
aunque su recuerdo ronda por el corredor, no se fué,
el está esperando detrás de la puerta a que volvamos,
para propinarnos todos los besos que acumuló en el día,
y cuando sea grande, irá de sillón en sillón persiguiendo al ratón.
Estará en la cama robando palomitas cuando los cinco veamos películas,
tendrá sus premios y sus aplausos, será una mariposa que juguetea con nosotros,
será la música que más me gusta, será el nuevo poema que escribiré,
será el perrito de su papá, la pureza de su nombre, nuestro niño para siempre.
D. Tolosse
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